domingo, 5 de febrero de 2012

La Playa (VII)

LEER ENTRE LÍNEAS


Sin saber como se encontraba sentado frente a una mujer extremadamente atractiva y divertida. Sin hablar de su sorprendente inteligencia. Max solo pudo sonreir y asentir con al cabeza durante un buen rato, pero el café que Georgia les había traido surtió efecto y avivó sus neuronas.
- Bueno Max, - dijo ella, de repente sin saber como ya se tuteaban- espero que mi nueva novela no te haya aburrido mucho, si es que realmente te la has leido.
Le guiñó un ojo como gesto de complicidad.
- Se que no lo has hecho asi que si lo prefieres, quedamos otro día y me dices lo que realmente opinas, y no vagas recomendaciones que das genericamente a cada uno de los escritores que pasan por tu despacho.
Si. Le había pillado... Ni lo había leido ni habría tenido la ocasion en caso de que hubiese querido. Pero ahora que la conocía, la cosa cambiaba.
- Mañana, si estas libre para cenar.- dijo casi antes de dejarla terminar la frase.
Al parecer no había perdido las facultades que le hacían popular entre las mujeres tan solo un año antes. Ella le miró asombrada. Sus ojos parecían querer gritar: ''Sinverguenza''.
''Pero tu sonrisa dice todo lo contrario...'' pensó Max.
- Sí estoy libre, Max...-dijo finalmente finjiendo un resoplido de pesadez.
Max se felicitó a sí mismo, y sonrió tan dulcemente como lo hacía con las mujeres. Ni si quiera le contestó. De hecho no hizo falta, Sarah se dio la vuelta y con un paso ligero y elegante, contoneó su cuerpo perfectamente proporcionado hasta la salida.
Al editor solo le quedó recostarse sobre el sofá que tenía en un extemso del despacho con la novela de su clienta entre las manos. Empezó a leer.
Prometía ser muy aburrido. . .
Extrañamente, despues de 4 horas, tenía los ojos brillanes y una sonrisa dibujada en los labios. Nunca habría imaginado alquel tumuldo de giros inesperados en el argumento de la obra, y, sin embargo, tan bien utilizados, trenzados en una red magistral.
Aquello iba a ser una super-ventas. Y lo mejor: Max estaría reconocido por su trabajo y no por su vida personal.
- Este es el momento.
Hizo un par de llamadas, se despidió de Georgia y, tras acomodarse la americana, salió d ela oficina triunfante.
''Tengo que contarselo a Rachel.''

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