martes, 21 de enero de 2014

Puertas acorazadas

La táctica de huir de todo aquello que le hacía tan extremadamente feliz la había aprendido tiempo atrás. Siempre había pensado que aquello de amar no estaba hecho para ella, que le anulaba el juicio, que se olvidaba de todas sus aspiraciones, que la anulaba como ser individual e independiente. Pero aquello era porque todavía no había conocido que se podía amar sin renunciar a todo aquello, a compartir, a evolucionar sin renunciar a todo lo que le gustaba de sí misma.

Aún no había encontrado a la persona adecuada.
Aún no había encontrado a un ser que la complementara.
Simplemente porque no había vuelto a abrir aquella pequeña puerta acorazada.